Colombia: resistenza e inziative di pace delle popolazioni indigene
En el análisis por conveniencia que el Presidente Uribe hace de nuestro país, para ofertarlo en los mercados de la globalización de cara a minimizar los riesgos para la inversión extranjera y consolidar los escenarios para la institucionalización del TLC, Colombia es el país de las seguridades jurídicas, sociales, democráticas y militares; además, el paraíso de la gobernabilidad en el entendido de la banca multilateral.
Para el presidente Uribe en Colombia no pasa nada en el orden social y son los enemigos de su reelección, la patria y el desarrollo económico de la nación los que se han inventado una guerra. Para el Presidente Uribe, las masacres, los asesinatos, los desplazamientos y las violaciones de los DDHH y al DIH, son hechos meramente fortuitos, casos aislados que bajo ningún pretexto tienen un significado político, reflejan una lucha por el poder o son una muestra del conflicto social que vive Colombia. Para el presidente Uribe, sus enemigos, los que se inventan la guerra, sólo buscan deslegitimar ante la comunidad internacional su exitosa y patriótica gestión de paz y justicia, para someter las fuerzas paramilitares, las mismas que según él, han cesado sus acciones militares para someterse a la justicia colombiana en un proceso ejemplarizante que sólo busca la verdad y la reparación a las víctimas, también casuales, de unos incidentes sin relevancia, posiblemente relacionados con la producción y comercialización de estupefacientes.
De acuerdo con el Presidente Uribe, los enemigos de su gobierno y reelección inmediata, inventan muertes que no existen, como los veinte asesinatos de indígenas en lo que va corrido de este año, diez de ellos a los comuneros y líderes de los pueblos Nasa, Koreguaje, Yanacona y Pasto. Así mismo las mentes de los detractores del Presidente Uribe, se imaginaron para desprestigiarlo que entre los meses de enero y abril de 2005 fueron obligados a desplazarse de sus territorios como consecuencia de la guerra 5.052 indígenas de los pueblos Inga, Yanacona, Nasa, Pasto, Wiwa, Koreguaje, Uitoto y Embera de Bojayá y Jajarandó. Los enemigos del presidente Uribe, tienen mucha imaginación, soñaron que en el 2003, se presentaron 123 crímenes contra indígenas, la mayoría sin resolver o judicializar a los responsables que en el 2004, 156 indígenas fueron masacrados violentamente y que durante los últimos veintinueve meses han sido asesinados 299 indígenas, sin referenciar a los desaparecidos o mencionar hechos de amenaza, tortura, lesiones personales y violaciones de mujeres. Lastimosamente le tenemos que decir al Presidente que estos datos son ciertos y que la guerra no es un invento de enemigos, porque los indígenas la vivimos en carne propia.
En tanto los indígenas reclaman justicia del Estado, para capturar y juzgar a los responsables de estas muertes, la impunidad reinante en Colombia, permite que los asesinos prosigan sembrando el terror y realizando nuevos actos de barbarie.
Para desgracia de los colombianos y nuestras esperanzas de paz, tenemos un presidente que a pesar de sus consejos comunitarios, su política de seguridad democrática y sus campañas militares del Plan Patriota; no vive ni acepta el país que dice representar y evade realizar el mandato de la Constitución que juró defender.
En la actualidad el 30% de los pueblos indígenas del país enfrentan problemas relacionados con la guerra entre paramilitares, guerrilla y las fuerzas militares. Sin embargo en los últimos meses el conflicto se ha incrementado con mayor fuerza entre los Wayuu, Wiwa, Kankuamo, Coreguaje, Embera, Nasa, Yanacona, Inga, Pasto y Awa.
Los pueblos del sur occidente colombiano, le han hecho frente a la guerra con iniciativas propias de resistencia y paz, autonomía y ejercicio de gobierno y derecho propio. Los actores armados que sin excepción se niegan a aceptar la autonomía indígena y reconocer a sus autoridades, acatando su gobierno y el derecho propio que las asiste; se ensañan con los pueblos indígenas convirtiendo sus territorios en escenarios para demostrar e intimidar con su poderío militar y capacidad de control estratégico de recursos.
En este panorama de guerra los pueblos indígenas, sus autoridades y organizaciones en tanto propongan y prosiguen con sus campañas de resistencia frente al conflicto armado y sus actores, realizan su autonomía y establecen procesos propios de paz, unos más visibles que otros, se constituyen en estorbos y enemigos de las partes en disputa; donde el estado los estigmatiza, para marginarlos de su atención por el hecho de disentir frente al actual gobierno en asuntos como el Censo Nacional, el ALCA, el TLC, la erradicación de cultivos ilícitos, la política de hidrocarburos, la implementación de mega proyectos, el ordenamiento territorial o el manejo de los recursos naturales y del medio ambiente entre otros temas.
Los desarrollos políticos de los pueblos indígenas y el movimiento indígena nacional, así como su capacidad de movilización y de relacionamiento internacional, se han convertido en una piedra en el zapato para el gobierno intolerante del Presidente Uribe que en su paranoia, ve enemigos entre quienes no se entregan a sus intereses, políticas y presupuestos; esto cuando no niega de plano la capacidad de los pueblos indígenas a producir sus propias iniciativas frente a los temas que los afectan y comprometen el futuro de la nación.
La ONIC, hace un llamado a la unidad de los pueblos indígenas de Colombia, para enfrentar las amenazas que frente a su autonomía e iniciativas de resistencia y paz, le opone el gobierno del Presidente Uribe y los actores armados en conflicto.
Así mismo convoca a los sectores democráticos del país y a la comunidad internacional, para que acompañen con su veeduría y solidaridad, los procesos de resistencia e iniciativas de paz que vienen estableciendo los pueblos indígenas con autonomía y dignidad para hacerle frente a la guerra en Colombia.
La ONIC solicita a las Naciones Unidas que cree una Relatoría Especial para los Pueblos Indígenas de Colombia, que tenga como objetivo hacerle seguimiento y evaluación a la violación de sus DDHH, DIH y derechos colectivos.
La ONIC propone hacer una reflexión interna de las incidencias del conflicto armado en el ejercicio del gobierno propio y las iniciativas de paz de los pueblos indígenas de Colombia.
Finalmente la ONIC, exige respeto por la autonomía, las autoridades, los territorios, el gobierno propio y las iniciativas de paz de los pueblos indígenas de Colombia.
Articoli correlati
- Nel 2023 sono stati compiuti 93 massacri e circa 200 i lottatori sociali assassinati.
Colombia: gli omicidi mirati non si fermano
La pace totale resta un obiettivo difficile da raggiungere di fronte alla forza dell’oligarchia, delle transnazionali e delle milizie paramilitari di estrema destra.30 gennaio 2024 - David Lifodi - Narcos, oligarchia e milizie paramilitari contro il processo di pace promosso da Gustavo Petro
Colombia: gli ostacoli dei paras sulla via della pace
Senza un radicale cambiamento di rotta, che metta fine alla violenza sistematica dello Stato, la strada verso la pace totale auspicata da Petro resterà impervia.9 ottobre 2023 - David Lifodi - Il presidente guatemalteco Alejandro Giammattei contro il suo omologo colombiano Gustavo Petro
Il Guatemala provoca crisi diplomatica con la Colombia
Giammattei utilizza il caso Odebrecht in chiave politica per riabilitare politici a lui vicini e attacca Petro e l’attuale ministro della Difesa colombiano Iván Velásquez, dal 2013 al 2017 alla guida della Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), auspicandone la cattura8 febbraio 2023 - David Lifodi - Potere alle donne
Le prime operatrici colombiane sulle linee elettriche imparano a mantenere accese le luci
Un lavoro difficile che richiede lunghi periodi lontane da casa, ma l’unica scuola per operatrici su linee ad alta tensione sta cambiando il modo di pensare in un ambiente dominato dagli uomini.16 gennaio 2023 - Soraya Kishtwari
Sociale.network