Cuba: l'alto costo della vita
"Me aumentaron casi cincuenta pesos en el trabajo, pero eso no significa nada cuando me enfrento a los gastos de la casa. Todo lo que uno gana es para alimentarse más o menos y pagar el agua, el teléfono y la electricidad", afirmó Carmen Díaz, especialista en informática en una institución cultural.
Díaz vive sola con su hijo, estudiante universitario, y sus padres ancianos.
"Mis padres también se beneficiaron con el aumento de las pensiones, pero tampoco alcanza. El costo de la vida en Cuba aumentó mucho en los últimos años, y si no fuera por mi hermano, que nos ayuda desde Estados Unidos, no sabría qué hacer", añadió.
Tras los aumentos decretados en 2005, el salario medio en esta isla caribeña ronda los 300 pesos cubanos, unos 15 dólares, según la cotización en las casas de cambio gubernamentales. Paralelamente, circula el llamado peso convertible (CUC) que se compra a 25 pesos cubanos u 80 centavos de dólar estadounidense.
El Estado garantiza la prestación de algunos servicios y la venta de un grupo de alimentos a precios subsidiados en moneda nacional, mientras que la educación y la salud siguen siendo gratuitas. Sin embargo, los 11,2 millones de cubanos aún necesitan altas sumas de moneda nacional o de CUC para cubrir sus necesidades básicas.
Especialistas consultados por IPS estiman que más de 6,6 millones de personas se beneficiaron el año pasado de los aumentos salariales, las pensiones y las prestaciones de la asistencia social, un resultado superior al previsto por las autoridades, que esperaban ayudar a 5,1 millones de habitantes.
Las medidas representaron para el Estado una erogación extra de 4.260 millones de pesos en el año, según fuentes oficiales.
Así y todo, economistas sostienen que los aumentos decretados son insuficientes y "no logran compensar los altos precios de los alimentos y otros productos de primera necesidad".
Según un estudio especializado, un núcleo familiar promedio de cuatro personas, dos adultas y dos menores de edad, aumentó sus ingresos salariales en unos 105 pesos. Pero, al mismo tiempo, el incremento de algunos precios de la canasta básica normada elevó esos gastos a unos 90,6 pesos mensuales, 22,95 por persona.
Como ejemplo aparece el café normado, que mejoró en calidad pero aumentó su precio en más del doble.
"Tan sólo el incremento de los precios por la vía del abastecimiento normado absorbe 86 por ciento del total del incremento salarial promedio y deja un margen de apenas 15,02 pesos mensuales", explicó a IPS el autor del trabajo, quien prefirió no dar su nombre.
"Con esos 15 pesos, la familia en cuestión tendría que asumir las tarifas eléctricas, que subieron el pasado año, acudir al mercado libre de alimentos y cubrir otras necesidades de productos de primera necesidad que se venden sólo en pesos convertibles o en pesos cubanos, a muy altos precios", añadió..
Las vías de ingreso en divisas suelen limitarse a las remesas recibidas de familiares en el exterior, al ejercicio del trabajo por cuenta propia y a sistemas de estímulo establecidos por el Estado en algunos sectores de la economía, como sucede en las empresas mixtas con capital extranjero.
La "libreta" de productos alimenticios, un sistema de venta normada de alimentos a precios subsidiados, garantiza la distribución de arroz, frijoles, azúcar, café, aceite, huevo, sal, pastas, pan y galletas, pescado, pollo, otros productos cárnicos como salchichas, leche y yogurt para menores de edad.
Sin embargo, la suma de las compras de alimentos por la norma y otras fórmulas de consumo social, como pueden ser los comedores en centros de trabajo y escuelas, siguen dejando un déficit mensual de 8.790 calorías, 293.7 gramos de proteína animal, 73.8 gramos de proteína vegetal y 376.8 gramos de grasa.
"Este núcleo promedio de cuatro personas, como tantos otros, tiene obligatoriamente que acudir al mercado libre de alimentos, donde prima la ley de la oferta y la demanda, y los precios tienden a crecer sistemáticamente", dijo el economista.
En los mercados agropecuarios de la capital de Cuba, un mazo de cinco cebollas medianas puede costar unos 10 pesos, el ananá oscila entre 12 y 15 pesos y el kilogramo de tomate ronda los 20 pesos.
Fuentes oficiales indican que entre enero y abril de 2005 la población adquirió 42,6 por ciento menos de alimentos que en igual período de 2004. El descenso se atribuyó al alza de los precios de las carnes, frijoles, frutas y vegetales, y a la sensible disminución del nivel adquisitivo de la familia.
Una investigación del gubernamental Centro de Estudios de la Economía Cubana estimó, a inicios de esta década, que un núcleo promedio de cuatro personas en La Habana necesitaba siete veces sus ingresos salariales para satisfacer las necesidades básicas.
A la situación en los mercados agropecuarios y a los también altos precios en la red de tiendas que venden sólo en pesos convertibles, se sumó en noviembre pasado el alza de las tarifas eléctricas para los núcleos familiares cubanos, que consumen más de 100 kilovatios por hora.
El aumento del precio de este servicio, el primero que se produce en más de 10 años, se justificó oficialmente con el alza de los precios del petróleo en el mercado mundial, el agotamiento de las fuentes de energía y la necesidad de crear una conciencia del ahorro entre la población de la isla.
Esta realidad "opaca los aumentos decretados por el gobierno con el fin de reducir la brecha existente entre los ingresos de la población y la elevación del costo de la vida que se produjo desde inicios de los años 90 del pasado siglo", dijo el especialista consultado por IPS.
Al subir los precios de servicios básicos como la electricidad y mantenerse altos los de los alimentos, el salario sigue sin recuperar su papel como principal vía de ingreso de la población y como necesario estímulo a la producción de bienes. Estamos ante la posibilidad de "un retorno al punto de partida", alertó.Aún no dan las cuentas
Por Dalia Acosta
LA HABANA, feb (IPS) - Los salarios y pensiones siguen siendo insuficientes para enfrentar el alto costo de la vida en Cuba, a pesar de una serie de medidas gubernamentales adoptadas el año pasado para revalorizar la moneda y mejorar la situación económica de los sectores más vulnerables.
"Me aumentaron casi cincuenta pesos en el trabajo, pero eso no significa nada cuando me enfrento a los gastos de la casa. Todo lo que uno gana es para alimentarse más o menos y pagar el agua, el teléfono y la electricidad", afirmó Carmen Díaz, especialista en informática en una institución cultural.
Díaz vive sola con su hijo, estudiante universitario, y sus padres ancianos.
"Mis padres también se beneficiaron con el aumento de las pensiones, pero tampoco alcanza. El costo de la vida en Cuba aumentó mucho en los últimos años, y si no fuera por mi hermano, que nos ayuda desde Estados Unidos, no sabría qué hacer", añadió.
Tras los aumentos decretados en 2005, el salario medio en esta isla caribeña ronda los 300 pesos cubanos, unos 15 dólares, según la cotización en las casas de cambio gubernamentales. Paralelamente, circula el llamado peso convertible (CUC) que se compra a 25 pesos cubanos u 80 centavos de dólar estadounidense.
El Estado garantiza la prestación de algunos servicios y la venta de un grupo de alimentos a precios subsidiados en moneda nacional, mientras que la educación y la salud siguen siendo gratuitas. Sin embargo, los 11,2 millones de cubanos aún necesitan altas sumas de moneda nacional o de CUC para cubrir sus necesidades básicas.
Especialistas consultados por IPS estiman que más de 6,6 millones de personas se beneficiaron el año pasado de los aumentos salariales, las pensiones y las prestaciones de la asistencia social, un resultado superior al previsto por las autoridades, que esperaban ayudar a 5,1 millones de habitantes.
Las medidas representaron para el Estado una erogación extra de 4.260 millones de pesos en el año, según fuentes oficiales.
Así y todo, economistas sostienen que los aumentos decretados son insuficientes y "no logran compensar los altos precios de los alimentos y otros productos de primera necesidad".
Según un estudio especializado, un núcleo familiar promedio de cuatro personas, dos adultas y dos menores de edad, aumentó sus ingresos salariales en unos 105 pesos. Pero, al mismo tiempo, el incremento de algunos precios de la canasta básica normada elevó esos gastos a unos 90,6 pesos mensuales, 22,95 por persona.
Como ejemplo aparece el café normado, que mejoró en calidad pero aumentó su precio en más del doble.
"Tan sólo el incremento de los precios por la vía del abastecimiento normado absorbe 86 por ciento del total del incremento salarial promedio y deja un margen de apenas 15,02 pesos mensuales", explicó a IPS el autor del trabajo, quien prefirió no dar su nombre.
"Con esos 15 pesos, la familia en cuestión tendría que asumir las tarifas eléctricas, que subieron el pasado año, acudir al mercado libre de alimentos y cubrir otras necesidades de productos de primera necesidad que se venden sólo en pesos convertibles o en pesos cubanos, a muy altos precios", añadió..
Las vías de ingreso en divisas suelen limitarse a las remesas recibidas de familiares en el exterior, al ejercicio del trabajo por cuenta propia y a sistemas de estímulo establecidos por el Estado en algunos sectores de la economía, como sucede en las empresas mixtas con capital extranjero.
La "libreta" de productos alimenticios, un sistema de venta normada de alimentos a precios subsidiados, garantiza la distribución de arroz, frijoles, azúcar, café, aceite, huevo, sal, pastas, pan y galletas, pescado, pollo, otros productos cárnicos como salchichas, leche y yogurt para menores de edad.
Sin embargo, la suma de las compras de alimentos por la norma y otras fórmulas de consumo social, como pueden ser los comedores en centros de trabajo y escuelas, siguen dejando un déficit mensual de 8.790 calorías, 293.7 gramos de proteína animal, 73.8 gramos de proteína vegetal y 376.8 gramos de grasa.
"Este núcleo promedio de cuatro personas, como tantos otros, tiene obligatoriamente que acudir al mercado libre de alimentos, donde prima la ley de la oferta y la demanda, y los precios tienden a crecer sistemáticamente", dijo el economista.
En los mercados agropecuarios de la capital de Cuba, un mazo de cinco cebollas medianas puede costar unos 10 pesos, el ananá oscila entre 12 y 15 pesos y el kilogramo de tomate ronda los 20 pesos.
Fuentes oficiales indican que entre enero y abril de 2005 la población adquirió 42,6 por ciento menos de alimentos que en igual período de 2004. El descenso se atribuyó al alza de los precios de las carnes, frijoles, frutas y vegetales, y a la sensible disminución del nivel adquisitivo de la familia.
Una investigación del gubernamental Centro de Estudios de la Economía Cubana estimó, a inicios de esta década, que un núcleo promedio de cuatro personas en La Habana necesitaba siete veces sus ingresos salariales para satisfacer las necesidades básicas.
A la situación en los mercados agropecuarios y a los también altos precios en la red de tiendas que venden sólo en pesos convertibles, se sumó en noviembre pasado el alza de las tarifas eléctricas para los núcleos familiares cubanos, que consumen más de 100 kilovatios por hora.
El aumento del precio de este servicio, el primero que se produce en más de 10 años, se justificó oficialmente con el alza de los precios del petróleo en el mercado mundial, el agotamiento de las fuentes de energía y la necesidad de crear una conciencia del ahorro entre la población de la isla.
Esta realidad "opaca los aumentos decretados por el gobierno con el fin de reducir la brecha existente entre los ingresos de la población y la elevación del costo de la vida que se produjo desde inicios de los años 90 del pasado siglo", dijo el especialista consultado por IPS.
Al subir los precios de servicios básicos como la electricidad y mantenerse altos los de los alimentos, el salario sigue sin recuperar su papel como principal vía de ingreso de la población y como necesario estímulo a la producción de bienes. Estamos ante la posibilidad de "un retorno al punto de partida", alertó.
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