Repubblica domenicana: le elezioni del 16 maggio nel pieno di una grave crisi economica
Elecciones y descontento social en República Dominicana
El próximo domingo 16 de mayo, la República Dominicana celebra elecciones presidenciales en medio de una de las peores crisis económicas de su historia. Las encuestas dan una amplia ventaja al ex-presidente Leonel Fernández, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sobre el actual mandatario, Hipólito Mejía, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que busca ser el primer presidente que sale reelegido en periodos consecutivos en la historia del país. Si ninguno de los candidatos obtuviera el 50% más uno de los votos, está prevista una segunda vuelta para el 27 de junio.
Durante la segunda mitad de los años noventa, República Dominicana experimentó un acelerado crecimiento económico en lo que se llegó a llamar “el milagro del Caribe”. Este crecimiento se basó en una mayor inserción en la economía internacional -particularmente a través del turismo, las ensambladoras en zonas libres de impuestos y las remesas de migrantes-, en parte gracias a la expansión de la economía de Estados Unidos y los bajos precios del petróleo que caracterizaron esos años. Sin embargo, al igual que en otros países de la región, el crecimiento económico tuvo un impacto limitado en el empleo y las condiciones de vida de la población fuera de las dos principales ciudades y las zonas turísticas. La persistencia de los problemas sociales y el beneficio de sólo algunos sectores fueron determinantes para que en el año 2000, Hipólito Mejía saliera electo en primera vuelta, apoyado en una plataforma electoral que hacía énfasis en la inclusión de las clases más desfavorecidas.
Las dificultades económicas comenzaron en 1999 cuando el precio del petróleo comenzó a subir -República Dominicana depende de las importaciones para satisfacer sus necesidades energéticas. Más tarde, la desaceleración de la economía estadounidense, la caída de la demanda por servicios turísticos tras los atentados del 11 de septiembre y la disminución de los flujos de inversión extranjera agravaron la situación. Estos problemas se reflejaron en una desaceleración del crecimiento económico que, sin embargo, continuó siendo mayor que la media regional. El detonador de la crisis actual fue la quiebra, en mayo de 2003, del Banco Intercontinental o Baninter, el segundo mayor del país. El banco cayó en la insolvencia resultado de un fraude perpetrado por sus propietarios, que desde 1989 llevaban una contabilidad paralela en la que registraban operaciones irregulares que incluían préstamos a sí mismos. Tras la quiebra de Baninter y otros dos bancos más pequeños, el Peso Dominicano se depreció, la inflación se disparó, y el Estado se vio abocado a negociar un préstamo de 600 millones de dólares con el FMI que apenas serviría para cubrir el costo del rescate bancario.
El estallido de la crisis llevó a la movilización de distintos grupos sociales que salieron a las calles para protestar por las políticas del gobierno, la negociación con el FMI y los continuos cortes de energía eléctrica (que son comunes desde la privatización de la electricidad en 1999). Las primeras manifestaciones en julio del año pasado dejaron diez muertos por disparos de la policía. Ocho más y cientos de sindicalistas presos, se contabilizarían aún en las huelgas generales en noviembre y enero de 2004.
Además de ser criticado por su gestión de la crisis, el presidente Hipólito Mejía ha sido acusado de utilizar dinero del erario público. Primero para comprar a los legisladores que votaron a favor de modificar la constitución para hacer posible su reelección, y más tarde para favorecer a sus clientelas de cara a las elecciones. El descontento social y la impopularidad del presidente han sido aprovechados por la oposición, para culpar de todos los males al actual gobierno, y a su candidato, Leonel Fernández, para posicionarse como el salvador del país, al recordar que durante su mandato presidencial (1996-2000), República Dominicana vivió una gran bonanza económica. De hecho, las últimas encuestas dan al PLD de Fernández un 54% de sufragios frente a un 27% del PRD, casi asegurando que el ex presidente saldrá electo en primera vuelta.
Aunque es cierto que durante el mandato de Leonel Fernández la economía tuvo un crecimiento importante, es evidente que la actual crisis y el descontento social hunden sus raíces en un modelo económico sumamente vulnerable a los factores externos y que se consolidó durante esos años. Por otro lado, tanto Mejía como Fernández han sido acusados de recibir favores de los dueños de Baninter, por lo que resulta difícil de creer que las anteriores administraciones no se percataran de el fraude que ahí se estaba fraguando. Por tanto, los electores dominicanos acudirán a las urnas para escoger entre dos líderes que tienen responsabilidades que asumir por la actual situación y que deberían rendir cuentas antes de ser candidatos a dirigir el país una vez más. El caso dominicano ilustra que la alternancia en el poder no es suficiente y que aún resta un largo camino que recorrer para que los países latinoamericanos puedan convertirse en verdaderas democracias.
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