Peru: aumentano le insurrezioni indigene nelle Ande

Los Aymaras se oponen cada vez más al presidente peruano mientras la exasperación crece en los países vecinos.
La insurrección de los indígenas aumenta en los Andes.
Lamia Oualalou
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La conclusión del mandato en término del presidente peruano Alejandro Toledo se ha visto nuevamente amenazada con el alejamiento de su gobierno de uno de sus colaboradores más próximos, el ministro del interior Fernando Rospigliosi. Su renuncia fue el resultado de una moción de censura votada por 62 parlamentarios que la reclamaban por su incapacidad de mantener el orden social.

El 26 de abril 15.000 indios aymaras, que venían exigiendo la renuncia del alcalde de Ilave en el departamento de Puno, próximo a la frontera con Bolivia, terminaron por atarlo a una columna de alumbrado y golpearlo ferozmente antes de arrojarlo desde lo alto de un puente. Este linchamiento no constituye un episodio aislado: la semana última, en la ciudad amazónica de Cahuapana los indígenas secuestraron durante varias horas a un edil en protesta por su deplorable gestión del erario público

Antes de dejar su ministerio Fernando Rospigliosi hizo sonar la alarma: "La situación es muy preocupante. Estos acontecimientos se están extendiendo y pueden llegar a ser incontrolables" Tales violencias muestran efectivamente la debilidad de las instituciones peruanas: el nivel de popularidad de Toledo a caído al 7% y según una encuesta reciente el 60% de los habitantes de su capital, Lima se inclinan por la realización de elecciones anticipadas. En dos años ha tenido cuatro primeros ministros y ha evidenciado su incapacidad de enfrentar los conflictos sociales, fuertemente signados por la identidad aborigen. Los obreros reclaman, en los centros urbanos, incrementos salariales y los campesinos, productores de coca que exigen poner fin a la política de erradicación de sus cultivos son en su mayoría indígenas, especialmente aymaras y constituyen la mitad de la población peruana.

Heridos por ser permanentemente considerados como ciudadanos de segunda categoría, han sentido recalentar su situación por el ejemplo boliviano: en octubre de 2003 un levantamiento indígena obligó a abandonar el poder al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Uno de los líderes del movimiento aymara boliviano, Felipe Quispe, acaba de aprobar el linchamiento seguido de muerte del alcalde de Ilave, por sus "hermanos peruanos". "Es tiempo de autoliberarnos, de luchar por los pueblos indígenas originarios, porque tarde o temprano lograremos autogobernarnos"

Felipe Quispe es uno de los pocos líderes indígenas de los Andes que reclama volver al "Tahuantinsuyo", el imperio precolombino que incluía partes de Ecuador, Bolivia, Perú, Chile y la Argentina. La situación extrema a la que ha sido sometida la mayoría de los indígenas ha favorecido el renacimiento del discurso aborigen y amenaza la estabilidad de los regímenes boliviano, peruano y también ecuatoriano. Los indios quichuas, que constituyen el 40% de los 12 millones de ecuatorianos, rompieron en diciembre pasado su alianza con el presidente Lucio Gutierrez, acusándolo de haber traicionado sus promesas electorales y de volver a negociar con el Fondo Monetario Internacional