Argentina: alla sbarra in Spagna l'ex cap. Scilingo, ex pentito dei "voli della morte" della Marina argentina

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15-01-2005

Nuevas pruebas
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El periodista y titular del CELS, Horacio Verbitsky, anticipó ayer que presentará nuevas pruebas contra Adolfo Scilingo para desactivar el plan del represor que –como parte de su estrategia de defensa para el juicio que comenzó ayer en España– se ha retractado de sus declaraciones y ahora dice no haber participado de los “vuelos de la muerte” durante la última dictadura.

“Tengo documentos que prueban que él, mucho antes de empezar el proceso español, había acudido a las autoridades superiores de la Armada Argentina exigiendo que se hicieran responsables por los hechos que le habían ordenado cometer y que le provocaron daños psíquicos, su inclinación al alcohol y las drogas”, aseguró ayer Verbitsky en declaraciones a Radio Nacional.

“Después de haberse retractado, él escribió una carta desde la cárcel española, donde reitera los hechos que dice no haber cometido”, agregó el autor del libro El vuelo, donde, en base al testimonio de Scilingo, se cuenta el procedimiento que llevaba adelante el gobierno militar para arrojar personas drogadas, pero con vida, a las aguas del Río de la Plata. La semana que viene Verbitsky declarará en el juicio que lleva adelante la Audiencia Nacional de España contra Scilingo y ratificará las declaraciones formuladas en su momento por el represor.

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15-01-2005

Scilingo guarda silencio en la primera sesión del juicio contra él por los crímenes de la dictadura argentina
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El ex capitán de corbeta de la Armada argentina Adolfo Scilingo se limitó a guardar silencio en la primera sesión del juicio que comenzó a celebrarse hoy en la Audiencia Nacional por los delitos de genocidio, terrorismo y torturas presuntamente cometidos durante la dictadura militar argentina (1976-1983). La vista continuará el próximo lunes con la audición de algunas de las declaraciones que el ex militar prestó ante el juez Baltasar Garzón en 1997.

El acusado, para quien las acusaciones particulares y populares solicitan 6.626 años de cárcel y que se encuentra en huelga de hambre desde el pasado 9 de diciembre, presentó un aspecto débil en la sala, hasta el punto que no abrió en ningún momento los ojos, ni efectuó declaración alguna. La única ocasión en la que se pudo escuchar su voz fue cuando le pidió al presidente del tribunal, Fernando García Nicolás, que no le gritara porque le dolía la cabeza.

Sin embargo, los dos forenses de la Audiencia Nacional que le examinaron constataron que Scilingo presentaba "condiciones aceptables" para asistir al juicio y manifestaron que, si él quería, podía hablar. "Su actitud es voluntaria y es consciente de lo que hace", indicaron los facultativos, que añadieron que su tensión arterial era normal y que únicamente sufría dolor de cabeza como consecuencia de la huelga de hambre.

Un desvanecimiento del acusado en los calabozos de la Audiencia Nacional provocó que el juicio comenzara con más de hora y media de retraso. Así, a las 12.10 horas se inició la vista, que había suscitado una enorme expectación si se atiende al gran número de periodistas de todo el mundo acreditados y al público asistente a la sala, gran parte del cual estaba compuesto por familiares de desaparecidos en la dictadura argentina. Scilingo, ataviado con una chaqueta gris y guantes, fue conducido casi en volandas al banquillo de los acusados por dos policías.

El acusado hizo amago de desmayarse a su entrada en la sala y, una vez sentado, permaneció como ausente, al no contestar ni siquiera con gestos a los requerimientos de García Nicolás relativos a si deseaba responder a las preguntas del fiscal, de los abogados de las acusaciones y de su propio letrado, Fernando Martínez Morata. Por este motivo, el presidente de la Sección Tercera suspendió por unos instantes la vista para que Scilingo fuera examinado de nuevo por los forenses.

Esta suspensión motivó las protestas del público asistente, que entendía que el acusado estaba simulando que no podía contestar debido a una falsa enfermedad. En la reanudación, y tras la confirmación de los forenses de que Scilingo -esta vez sentado en una silla de ruedas- estaba en condiciones de asistir a la vista y de declarar, García Nicolás entendió que el silencio del acusado equivalía a una negativa a contestar las preguntas.

Posteriormente, a petición de la fiscal Dolores Delgado, se procedió a la lectura de las primeras declaraciones de Scilingo ante el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5, Baltasar Garzón, el 7 de octubre de 1997, y a la declaración indagatoria que prestó el 4 de noviembre de 1999. En la segunda sesión del juicio, el próximo lunes, se podrán escuchar las cintas de las declaraciones prestadas por Scilingo ante Garzón en octubre y noviembre de 1997, en las que relató los crímenes cometidos por militares en la dictadura argentina.

ARREPENTIDO DE LOS CRÍMENES

En su primera comparecencia ante Garzón, el ex militar afirmó que había sufrido amenazas, agresiones físicas y hasta el envío de una carta-bomba por su colaboración con la Administración de Justicia. El acusado afirmó sentirse "arrepentido" y consideró que las leyes de punto y final acordadas bajo el mandato del ex presidente argentino Carlos Menem sólo servían "para tapar la mugre y esconderla debajo de la alfombra".

Según dijo entonces, se decidió a contar lo que sabía porque el término "desaparecidos" que se emplea por familiares de víctimas de la dictadura le parecía "aberrante". A su juicio, era "inaceptable" que pagaran por todos los crímenes de la dictadura argentina dos oficiales, ya que debía hacerlo "toda la Armada" de este país.

En una segunda declaración prestada el mismo 7 de octubre de 1997, Scilingo relató cómo se preparó el golpe de Estado en Argentina en marzo de 1976. Asimismo, comentó que en aquel año se celebró una reunión de altos mandos militares en la que se habló de organizar "vuelos de la muerte" para eliminar a los "subversivos", así como de quitarles los hijos. El ex militar afirmó que sí participó en aquellos vuelos.

Sin embargo, en la otra declaración que se leyó hoy, la indagatoria celebrada el 4 de noviembre de 1999, Scilingo negó todo lo declarado anteriormente. De este modo, aseguró que la versión de los hechos que había dado hasta entonces respondía a una "guerra personal" con el almirante Emilio Eduardo Massera, uno de los miembros de las Juntas Militares de la dictadura argentina y procesado por el juez Garzón en este sumario.

El acusado dijo entonces que aquellas declaraciones fueron producto de un "libreto concreto" dictado por algunos abogados, entre los que citó al letrado de la acusación popular Carlos Slepoy. Asimismo, a la pregunta de si participó en los "vuelos de la muerte" se limitó a contestar que se limitó a "cumplir con el reglamento" y señaló que el libro firmado por él, en el que se relataban las atrocidades de la dictadura argentina, lo escribió otra persona.

A pesar de todo, Scilingo indicó que algunos de los hechos que anteriormente relató eran ciertos y que Massera era uno de los responsables. Al término de la sesión de hoy, el presidente del tribunal acordó que se remitiera testimonio al presidente de la Audiencia Nacional a los "efectos oportunos" de los motivos alegados por el acusado -que le atienda la Embajada de su país en España- para llevar a cabo una huelga de hambre.

CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD

Este es el primer juicio que se celebra en España por crímenes contra la humanidad cometidos en Argentina y su relevancia radica en la aplicación al caso de la jurisdicción penal internacional. En el mismo sumario está también en espera de juicio el represor argentino Ricardo Miguel Cavallo, extraditado por México a España, aunque la tramitación de esta pieza se encuentra más retrasada.

El ex capitán será juzgado por los delitos de genocicio, terrorismo y torturas por los que varias acusaciones particulares y populares solicitan para él un total de 6.626 años de prisión. La Fiscalía, que en principio no presentó acusación en este caso por considerar que la justicia española no era competente, tiene previsto modificar este criterio durante el desarrollo de la vista oral.

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